La empresa Pascual S.A. fue fundada, a finales de los años 30s y principios de los 40s, por el Sr. Rafael Víctor Jiménez Zamudio.
Los primeros productos que lanzó al mercado fueron paletas, después agua embotellada en garrafón y por último los refrescos Pascual.
1950
Las primeras instalaciones de refrescos se ubicaron en la colonia Anahuac, posteriormente en la colonia San Rafael y por último en la colonia Tránsito.
Ya establecidos en la colonia Tránsito, a principio de los años 50s, la empresa contaba con una estabilidad. Publicitado con el eslogan “Fruta en su refresco” la gente comenzó a identificar al “Pato Pascual”. En la misma década sale al mercado el refresco Lulú, representado por una coqueta e inocente mujer. A mediados de esa misma década se lanza un producto llamado Mexi-Cola, el cual permaneció muy poco tiempo en el mercado. Este refresco de cola generó un gran impacto asociado con aspectos nacionales y por el gran impulso publicitario del boxeador mexicano, ídolo en ese momento, Raúl “Ratón” Macías.
1960
Desafortunadamente la Mexi-Cola desapareció en 1960, como resultado de la fuerte amenaza de las empresas multinacionales y la debilidad de la empresa, en ese momento, para sostener un refresco de esta naturaleza.
A comienzo de los años 60s, la empresa ya contaba con un gran reconocimiento dentro de la industria refresquera. Adquirió instalaciones en el interior de la República, así como envasadoras en E.U. y en Japón. Fue en ese tiempo cuando lanza la bebida de frutas Boing que, a diferencia del Pato y la Lulú, no contiene gas. A mediados de esta época, Rafael Jiménez entra en contacto con la empresa sueca Tetra Pak, logrando la exclusividad del envasado para el producto Boing. Y a finales de esta misma década se adquiere la Planta Norte, cuyas instalaciones pertenecían a la empresa refresquera Canada Dry, adquiriendo la franquicia para la elaboración y comercialización de los productos de dicha refresquera.
Tanto la exclusividad del envasado Tetra Pak como la franquicia de Canada Dry se perdieron, en 1982, al originarse el movimiento de huelga.
1970-1980
En mayo de 1982, bajo el régimen del Presidente José López Portillo, la moneda se devaluó frente al dólar, decretandose un aumento de emergencia al salario del 10, 20 y 30% ; por otro lado los trabajadores pedían el pago de utilidades. En Refrescos Pascual, S.A. fue negado rotundamente dicho aumento y pago. Ante esta negativa un grupo de obreros de Pascual acudió a las oficinas del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) en busca de asesoría para hacer valer sus derechos, siendo orientados por Dionisio Noriega y Raúl Pedraza.
Cuando la empresa Refrescos Pascual, S. A. se percató de que el PMT había accedido a dar asesoría a los trabajadores, despidió a 150 de ellos tratando de atemorizar a los inconformes.
Esto originó malestar entre los trabajadores y aunado a las presiones laborales, a trabajar más tiempo sin obtener un pago justo, a los accidentes y a las malas condiciones decidieron hacer paros laborales. En el año de 1978 hubo una suspensión de labores durante 10 días y posteriormente se declaran en huega el 18 de mayo de 1982.
Desde luego esta situación incomodó mucho a Rafael Jiménez, quien tuvo que tomar medidas más drásticas ante la situación caótica. Con engaños, mandó traer a los trabajadores de Guadalajara, Xalapa, Cuernavaca y Poza Rica, ofreciéndoles un supuesto desayuno. Por otro lado, granaderos, guardaespaldas y esquiroles con armas y varillas en mano se presentaron en las instalaciones de Planta Sur y en medio del conflicto, un camión conducido por Rafael Rodríguez (mano derecha del patrón) aplastó al compañero Álvaro Hernández, de 38 años de edad, rematándolo con un tiro en la cabeza. En ese momento se inicia una balacera que duró alrededor de 3 minutos resultando 17 trabajadores heridos y un muerto más; Jacobo García, de 35 años de edad, quien había sido despedido un mes antes y por solidaridad con sus compañeros y al movimiento dejó de existir dejando a tres huérfanos.
El enojo de los trabajadores se hizo evidente y en espera de una respuesta justa, lucharon larga e intensamente. Por ejemplo la toma de las oficinas del séptimo piso de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, la formación del Comité de lucha de Mujeres, Esposas y Familiares de los Trabajadores de Pascual; la obtención de la titularidad en su Contrato Colectivo de Trabajo, quitándosela a la CMT.
En este periodo de huelga se suscitaron muchos hechos adversos para los trabajadores. Por un lado, los abusos de las autoridades, de los granaderos, de algunos líderes sindicales como Neyra (representante de la CTM de la Industria Refresquera). Y, por otro lado, la negativa de ser atendidos en las clínicas del Seguro Social, que ante la amenaza de los trabajadores de realizar un mitín por no atender a la esposa de uno de los trabajadores, tuvieron que cumplir con su labor médica.
Estos hechos pusieron de manifiesto, ante la opinión pública, las injusticias que se cometían y los crímenes jamás castigados. En el lapso de tres años, que fue aproximadamente la duración de la huelga, a parte de la unidad y organización de los trabajadores y del buen manejo de la asesoría, el movimiento se mantuvo gracias al apoyo y solidaridad de las instituciones y organizaciones civiles, del pueblo en general y el gran apoyo del comité de madres y esposas de los trabajadores que incondicionalmente apoyaron en solidaridad a sus respectivos familiares (esposos e hijos).
Fue en agosto de 1984 cuando en una asamblea previa a una audiencia que se iba a realizar con el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, los trabajadores de Pascual propusieron la siguiente alternativa: “Que se adjudicarán los bienes de Refrescos Pascual, S. A. a favor de los trabajadores comprometiéndose a trabajar en Cooperativa”.
Esta alternativa fue aceptada, convirtiéndose así en dueños de la empresa pero sin capital para iniciar sus actividades.
Las autoridades les habían autorizado créditos que nunca llegaron, pues el estudio de factibilidad realizado por un banco señaló lo siguiente:
- Que necesitaban 300 mil millones de pesos para arrancar las dos plantas;
- Que los trabajadores de Pascual no eran sujetos de crédito, por carecer de la preparación necesaria para la administración de la empresa; y
- Se otorgarían los créditos con la condición de que la Cooperativa fuera administrada por personal calificado del mismo banco.
Fue rotunda la negativa de los trabajadores y decidieron buscar crédito y recursos por otro lado.
El STUNAM, en un gesto solidario, donó un millón cuatrocientos mil pesos a la Cooperativa, monto que fue utilizado para tramitar los permisos de las unidades de reparto y para el mantenimiento de la maquinaria.
Los trabajadores de Pascual recibieron un gran apoyo por parte de la sociedad civil y algunos artistas (pintores), que en solidaridad con el movimiento, obsequiaban cuadros, hacian donativos económicos y en especie, en boteos y brigadas de apoyo.
Todos los trabajadores unidos y asesorados por un gran líder sindical el C. Demetrio Vallejo (líder incorruptible e incansable luchador social que encabezó el movimiento ferrocarrilero) y el Ing. Heberto Castillo Martínez (líder estudiantil del 68) lograron conformar, en 1985, lo que hoy se conoce como Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual, S. C. L.
Ya para el 27 de mayo de 1985 la Cooperativa inicia sus actividades con el proyecto “AGUASCALIENTES”, dado que en esta ciudad se producía aun el producto boing, ocho camiones salieron de planta sur hacia dicho estado para surtirse de producto y regresar al D.F. con el objetivo de reabrir sus puertas y conquistar nuevamente el mercado. Días después, todos los trabajadores estaban esperando a los camiones cuando en ese momento hacen sus aparición. Muy emotivo fue el arribo de las unidades a la Planta Sur al ser recibidos entre ovaciones, aplausos y lagrimas de los trabajadores. Fue así, que organizados, salen al mercado a vender los productos y seis meses después, el 27 de noviembre, arrancan su propia producción y a partir de ese momento se empiezan a integrar los demás trabajadores
En un principio no recibían salario alguno sólo se les proporcionaba para los gastos de transporte (alrededor de $20.00). Posteriormente, todo el personal percibía el mismo salario, independientemente del trabajo que realizaran, fue hasta marzo de 1986 cuando empezó a funcionar el tabulador y en mayo se obtuvieron los primeros rendimientos.
Para conformarse como cooperativa, hubo la necesidad de sensibilizar a todos los trabajadores que estaban dispuestos a vivir un estilo laboral y de vida que les permitiera mejorar su situación, económica, social y cultural. Tuvieron que unirse haciendo un lado el egoísmo, ver por el bién de todos, dando y proporcionando ayuda, en un gesto de solidaridad.